martes, 22 de septiembre de 2009

La tragedia termométrica del bacalao y la vieira

El bacalao se quedo prendado de la belleza de la vieira desde el primer momento que la vió. Erguida y dorada se paseaba siempre que tenia ocasión delante bacalao observando de reojo su cuerpo terso y translucido. La distancia termométrica les obligaba a mantener en silencio su amor mutuo. El bacalao no podía acercarse a la vieira sin perder su textura y la vieira perdería su dorado si se aproximase demasiado al bacalao. No pudiendo soportar la condena de vivir separados el bacalao murió ahogado en su tristeza. Cuando la vieira percibió el perfume de avellana de las lagrimas de su amado, supo que todo había acabado.


La cocción a baja temperatura consiste en preparar los alimentos a una temperatura inferior a la habitual. El interés reside en que cocinando el bacalao a 50°C éste no llega tomar el color blanco de la cocción a la que estamos acostumbrados sino que queda ligeramente translucido, con una textura muy interesante y conservando todo el sabor del pescado. ¿Cómo me he enterado de todo esto? Pues gracias a Thierry Marx. Encontré de casualidad una serie de videos de recetas de este gran cocinero y me parecieron de lo mas original que he visto en lo que a emisiones culinarias se refiere. Visualmente de un minimalismo casi poético y una cocina llena de buenas ideas. !Me encanta! El caso es que ojeando un poco las recetas que proponía me quede cautivado del « bacalao a baja temperatura con aceite de avellana » ya que el método de cocción me era completamente desconocido y al mismo tiempo el aceite de avellana picoteaba mi imaginación. Aquí os dejo el video de la receta (en francés).


Con paso decidido me dirigí a la pescadería pensando que por una vez iba a hacer una receta tal y como su cocinero la trajo al mundo. Nada mas lejos de la realidad porque cuando vi la buena pinta que tenían las vieiras se me cruzaron los cables y media docena acabo en bolsa con el bacalao. Me dije que para compensar la baja temperatura del bacalao las iba a hacer a la máxima temperatura que pudiese y espolvorearlas con pimienta larga para ligarlas con el toque de avellana del bacalao. La pimienta larga es un fruto de la familia de la pimienta, alargado y con un sabor delicado que recuerda ligeramente a la canela. Hacia mucho que no la utilizaba pero guardo un buen recuerdo le unos raviolis rellenos de merluza a la pimienta larga que prepare con Amadís hace unos años.


He aquí todo lo necesario:


4 trozos de 90 g de Bacalao fresco
250g de sal gorda
125 g de azúcar
25 g de pimienta en grano (negra y blanca a partes iguales)
Aceite de avellana
Film transparente
6 vieiras
1 pimienta larga

Lo primero hice machacar ligeramente la pimienta en grano y mezclara con la sal y el azúcar. Introduje los trozos de bacalao en esta mezcla, de forma que quedasen bien recubiertos y los dejé marinar media hora. A continuación los desalé durante 10 minutos en agua fría y los sequé con un poco de papel absorbente. Para cocerlos sin que entren en contacto con el agua utilicé tal como indica la receta, film transparente. Corté un cuadrado de film y unté el centro con aceite de avellana con un pincel antes de colocar un trozo de bacalao. Unté también la parte superior del pescado antes de cerrar el film como si fuese un sobre y me aseguré que quedó bien hermético. El aceite de avellana puede resultar un poco fuerte pero a mi me parece que casa perfectamente con el del bacalao. Sobre gustos...
Llegamos a la parte as difícil, sobre todo cuando no tenemos un termómetro a mano. ¿Cómo se consigue una temperatura de 50°C? Tras consultar con Amadís , San Cho y Juananás, descarté construirme una olla de vacío, subir al quinto pino para que el agua hierva a más baja temperatura e instalar un sistema de control sobre mi cocina con un termopar. Opté por hacerlo a ojo como dice Thierry. Lo importante es vigilar las microburbujas que aparecen en fondo de la cazuela cuando se calienta el agua para no pasarse de temperatura. Evidentemente si utilizáis un termómetro es más fácil. Tuve los paquetitos 10 minutos en el agua y los saqué observando que se habrán hinchado un poco. Por ultimo saqué los trozos de su envoltorio para servirlos. En el último momento añadí el toque quijotesco a esta receta que como un buen alumno había realizado hasta ahora siguiendo todos los pasos. Espolvoreé sin miedo las vieiras con pimienta larga rallada y las marqué por los dos lados en una sartén con un poco de aceite a fuego muy fuerte. Listas para acompañar al bacalao.

martes, 15 de septiembre de 2009

Donde se cuenta de como tan bien servido fuera Don Quijote de la Plancha.

He olvidado dar cuerda al blog y por falta de uso se le han desengrasado las ruedas y oxidado los engranajes. ¡Como cuesta poner de nuevo a punto la maquinaria! Me perdí en el laberinto de la pereza estival dejando mi cocina de lado y disfrutando de la cocina ajena con tanto gusto, que estuve a punto de no poder encontrar el camino de vuelta. Por suerte construí mi propio hilo de Ariadna, creando nudos en aquellos lugares que me parecieron suficientemente interesantes como para recordarlos. Algunos merecen la pena ser nombrados por mera curiosidad, otros porque me sugirieron alguna idea y por ultimo, los dorados, que son los que recomiendo de forma incondicional. Todavía me queda un gran ovillo de hilo así que iré añadiendo nudos a diestro y siniestro cuando lo crea conveniente.


Para ver en pantalla completa pinchar aquí

miércoles, 8 de julio de 2009

Magic Muffin

He oído que queda poco para que se cumplan los 100 anos de la última vez que apareció un elfo mágico de los muffins. Quizá sea solo un rumor, pero como se me dan fatal los postres, me voy entrenando por si acaso. Os tendré al corriente de mis progresos


miércoles, 1 de julio de 2009

Popovers: las nubes acorazadas

Desconocemos cuando empezó la guerra entre las nubes y los humanos pero podemos afirmar que fue antes del nacimiento de la historia. Durante mucho tempo los humanos sufrieron los ataques sin piedad de las nubes: lluvia, nieve, granizo y su gran error: los rayos. Gracias esos últimos, los humanos descubrieron el fuego lo cual no podemos negar, fue de gran ayuda para el desarrollo de la especie humana. Aprendimos a protegernos con edificios, paraguas, o chubasqueros y a predecir sus agresiones gracias al parte meteorológico. Al ver mermada la eficacia de sus armas, las nubes tomaron medidas desesperadas tramando alianzas a veces inverosímiles. Es digna de recordar la firmada con el reino de los batracios conocida como el tratado de la charca y que tuvo como consecuencia la aparición de las ancas de rana en la gastronomía de multitud de países . Con el tiempo la humanidad acabo pasando a la ofensiva con aviones y cohetes que las atravesaban como vulgares volutas de algodón y ataques químicos con toda la porquería que lanzamos a la atmósfera. Del mismo modo que ellas se equivocaron proporcionándonos el fuego, nosotros les hemos dotado de la lluvia ácida, pero aun así la guerra sigue siendo un conflicto inacabado en el que perdemos todos.
Nuestros servicios secretos han descubierto que las nubes, no contentas con su acoso continuo a nuestros vecinos
ingleses, les han robado importantísimos documentos que contenían la receta del yorkshire pudding y han adaptado la receta para crear armaduras protectoras. Podemos afirmar que esta nueva coraza no supone ningún peligro ya que los americanos la conocen desde hace años bajo el nombre de popovers. Sus estudios sobre esta envoltura muestran que dada la naturaleza claustrofóbica de las nubes, éstas tienden a escapar de ella por el más mínimo intersticio y cuando no lo consiguen sufren un ataque de pánico que las hace condensar arruinando su defensa.


Llevaba tiempo queriendo compartir con vosotros esta receta ya que varios de mis amigos que viven en las nubes me tienen al corriente de le que por allí acaece. El miedo a revelar secretos comprometedores me ha hecho esperar el anuncio oficial de la armada meteorológica. Los popovers no son ni más ni menos que panecillos crujientes al exterior y esponjosos y ahuecados en el interior cuyo nombre proviene del hecho de que durante la cocción se genera vapor que hace que se hinchen y desborden del molde.

Para realizar 6 popovers necesitaremos 1 huevo, 150 ml de leche, 75 g de harina, una cucharada sopera de mantequilla y una pizca de sal. Lo primero que haremos es precalentar el horno a 230°C mientras mezclamos el huevo batido con la lec
he y la mantequilla fundida. Añadimos la harina, la pizca de sal y batimos ligeramente. Una vez preparada la masa untamos los moldes con aceite y los rellenamos un poco menos de la mitad, dejando margen para que se puedan expandir a sus anchas. Es recomendable precalentar los moldes en el horno porque ayuda a que se genere el vapor rápidamente, eso si tened cuidado de no quemaros al untarlos con el aceite. Introducimos los moldes en el horno a una altura media-baja y los dejamos cocer durante unos 20 minutos, hasta que veamos que se han hinchado y empiezan a dorarse por arriba. A continuación reducimos la temperatura a 190°C y los dejaremos en el horno hasta que estén firmes, crujientes y bien dorados. Unos minutos antes de sacarlos conviene pincharlos con un cuchillo para que la nube de vapor que esta aprisiona en el interior pueda escapar. Si no hacemos esto el vapor condensara al enfriarse desinflando el popover y nuestra ilusión.


En Norteamérica suelen comerse con mantequilla y mermelada en el desayuno aunque se pueden adaptar de mil formas distintas. Una que da buen resultado es abrirlos longitudinalmente y rellenarlos con queso de cabra, un poco de miel y unos granos de sésamo gratinándolo levemente. Existe también la posibilidad de introducir el queso de cabra en la masa. Para ello antes de mezclar la leche con el resto de ingredientes la calentaremos con 50g de queso de cabra hasta conseguir una mezcla homogénea. En este caso los popovers se hinchan menos pero su interior es más esponjoso. También se obtienen buenos resultados añadiendo 3 cucharadas pequeñas de mostaza y un poco de pimienta la masa. Voy a acabar con el ejemplo a no seguir que es sustituir el queso de cabra por foie gras: solo conseguiréis malgastar tan exquisito manjar.

jueves, 18 de junio de 2009

L'Office

3, rue Richer 75009 ParisEstos últimos años ha aparecido como setas en otoño, restaurantes que buscan la originalidad a cualquier precio, realizando a veces mezclas estrambóticas no siempre justificadas. Sospecho que a veces añaden ingredientes sólo para poder iscribirlo en la receta y dar mas impacto al titulo, quizás porque en general el precio suele ir en aumento con la longitud del nombre del plato y lo improbable de los ingredientes. Hace poco descubrí con satisfacción, L’office un restaurante que propone una carta original e inteligente, donde cada ingrediente tiene un papel protagonista y no aparecen como simples figurantes.

En un principio el local era un pequeño bar sórdido que tras ser remodelado con unas lámparas setenteras, un enorme espejo y unas paredes empapeladas con un toque vintage, quedó como poco, curioso. En el subsuelo se encuentra la cocina donde el joven cocinero Nicolas Scheidt hace de las suyas. Tras haber trabajado una temporada en el londinense Fifteen de Jamie Oliver acabó por instalarse en Paris para deleitarnos con sus manjares. Cuando el camarero sube por la escalera precedido por el aroma de lo que estamos a punto de degustar, dan casi ganas de aplaudirle.
La carta no es muy variada ya que l’office nos propone un único menú, pudiendo elegir entre dos entradas, dos platos y dos postres (o un plato de queso) pero la verdad es que a mi no me supuso ningún problema: prefiero no poder decidirme porque me apetecen las dos opciones que no saber que pedir porque no me interesa ninguna de los mil platos que proponen en otros lugares.
Aquí os dejo unas imágenes para haceros la boca agua:


Caldo de algas, ravioli de pescado y gambas.


Salmón escocés con miso y lentejas suavemente especiado
.


Rocamadour con compota de higos.


El rocamadour es un queso de cabra que figura entre mis preferidos y presentado de esta manera con su compota de higos (todavía estoy dándole vueltas a sabor de esta compota) y ruibarbo marinado es una autentica delicia.

Los 33€ euros que cuesta el menú han sido de los que mas a gusto me he gastado últimamente. Solo queda saber cada cuanto cambia la carta para poder volver y degustar nuevos manjares.