…los ratos que estaba ocioso se daba a leer libros de cocina con tanta afición y gusto que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días comiendo de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de asados, sopas, pasteles, ensaladas, reducciones, y disparates imposibles Rematado ya su juicio, vino a dar en el más extraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, hacerse cocinero andante, y a ejercitarse en todo aquello que él había leído, que los cocineros se ejercitaban, rehaciendo todo género de receta, y poniéndose en ocasiones en peligro culinario… donquijotedelaplancha@gmail.com
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